Hola querida persona que te pasas por mi blog.
Antes de nada, déjame darte las gracias por dedicar un ratito a leer aquellas cosas que quiero contar.
Significa mucho para mi que el esfuerzo y el tiempo que dedico a redactar estas líneas llegue a otros lugares y a otras personas, y si además te resulta interesante y compartes algunos de los pensamientos, ideas, valores… que trato transmitir a través de esta página, entonces siento que estoy haciendo algo bien.
Dicho esto, entremos en materia.
Nos encontramos ya adentradxs en el mes de Septiembre. Huele a Otoño, las horas de luz se hacen más cortas, nuestro cuerpo se comienza a preparar para el recogimiento, la limpieza y la introspección que las noches largas y el frío nos ofrecen, en sintonía con los ciclos de la naturaleza.
Como cada mes de Septiembre en España, nos preparamos para la vuelta al cole, al curro, a la rutina.
Como si el año empezara de nuevo por segunda vez nueve meses más tarde, renaciendo para darnos una segunda oportunidad en nuestros propósitos.
Nos replanteamos nuestros anteriores objetivos y nos proponemos algunos nuevos (o no), nos volvemos a organizar la agenda, el trabajo y la vida.
Una de las cosas que he decidido hacer durante este nuevo curso, es transmitir las enseñanzas y valores de la tradición yóguica desde mi propia experiencia, mis propios valores y mi visión personal, y trasladarlos a nuestra forma de vivir en la era actual.
Mi intención es contarte cómo adaptar el significado de algunas de estas enseñanzas yoguis a tu propia práctica y a tu vida, y cómo están relacionadas con otros valores de igual importancia en nuestro desarrollo hacia un mayor bienestar y una vida más plena, tendiendo así un puente para una mejor comprensión de las enseñanzas del yoga, de la vida y la experiencia que es vivirla, y creando un espacio en el que dialogar, crecer y compartir juntxs.
Are you ready!?
Here we go!
Yamas y Niyamas: La ética yogui.
Según el sabio Patanjali, a quien se atribuye la obra Los yoga sutras, existen ocho pasos interconectados entre sí en la búsqueda del alma para alcanzar la plenitud. Los Yamas y Niyamas son los dos primeros.
Personalmente me gusta llamarlos “los mandamientos yoguis” porque vienen a ser pautas morales y éticas para llevar un estilo de vida más feliz, honesto, saludable y en armonía.
En ambos casos son 5. Los Yamas, son acciones o conductas de ámbito social mientras que en el caso de los Niyamas, son pautas a seguir en nuestra relación con nosotrxs mismxs.
Ahimsa (no violencia)
El primero de los Yamas es Ahimsa, que se refiere a la no-violencia.
Por desgracia en el mundo en el que vivimos estamos requeteacostumbradxs a convivir con la violencia en nuestro día a día hasta el punto de verla como algo normal.
Cuando hablamos de violencia, probablemente lo primero que se nos venga a la cabeza a la mayoría sean escenas de violencia física en la que una persona agrede a alguien o a algo, pero la violencia se manifiesta de muchas maneras.
Por ponerte un ejemplo cotidiano, desde que nos levantamos con la alarma del despertador, ya estamos experimentando una manera de violencia, con esos pitidos malignos, repetitivos que taladran los oídos y hacen que salgamos sobresaltadxs así, a lo bruto, del estado de vigilia al estado de alerta.
Nos enfrentamos a acciones y gestos violentos las 24 horas.
Conducciones violentas, palabras violentas, maneras de comunicar violentas, emociones violentas… y esa violencia no siempre viene del mundo exterior, si no que en una gran parte también realizamos de manera más consciente o inconsciente actos violentos hacia nosotrxs mismxs.
Desarrollar la escucha interna como forma de no-violencia
Cuando ignoramos nuestra voz interna, cuando no hacemos caso a las señales que el cuerpo nos manda, estamos también realizando una forma de violencia para con nuestra persona.
Desafortunadamente a una gran mayoría no nos han enseñado desde peques a desarrollar la escucha interna, y vamos creciendo caminando por la vida como zombies autómatas que tienen que hacer esto y terminar aquello, forzándonos más allá de nuestros propios límites para conseguir llegar a unos estándares impuestos por nuestra familia, profes, jefes… hasta que enfermamos y no sabemos por qué.
Hace unos años, cuando me decían eso de “escucha a tu cuerpo” me quedaba igual que como estaba, porque la verdad no tenía ni idea de cómo hacerlo.
¿Se iba a poner mi estómago a susurrarme cosas que sólo yo podía oír? La verdad es que me resultaba un poco confusa esa expresión, viviendo como lo hacía, absolutamente desconectada de mi cuerpo.
Hasta que descubrí el yoga. Y aprendí a prestar atención.
Una de las cosas maravillosas del yoga es que nos obliga a estar atentxs.
En realidad esto es algo que deberíamos hacer en cualquier práctica física (y en general en la vida) pero durante el desarrollo de una práctica de yoga, comienzas a aprender a dirigir la atención primero a la respiración, después a donde tú quieras.
Algo que aparentemente puede resultar tan sencillo es realmente mind blowing.
Es a través de aprender a dirigir la atención como comenzamos a escucharnos, a escuchar al cuerpo y a escuchar a esa vocecilla interna llamada intuición y a saber qué nos está diciendo, qué necesitamos y qué no. Y aprendemos a tratarnos mejor, a saber dónde están nuestros límites y a respetarnos.
Desarrollamos la conciencia, primero hacia nosotrxs mismxs, y luego hacia el exterior. Y poquito a poco empezamos a aplicar toda esa experiencia que estamos integrando en nuestras células, en nuestra vida.
Y crecemos.
Por eso creo que para poder aplicar ahimsa hemos de ser primero conscientes y aprender a escucharnos. Porque si no somos capaces de escuchar y respetar a nuestro mundo interno, ¿cómo vamos a escuchar y respetar al mundo de fuera?
El ruido es ensordecedor en los dos lugares, pero solo tú eres capaz de dirigir la atención a lo que es verdaderamente importante.
Como nota final me gustaría añadir que, tanto en este como en otros temas, en ocasiones no es suficiente con desarrollar una práctica de yoga, meditación y/o escucha interna para fomentar la conciencia y aprender a querernos más y mejor de manera no violenta hacia nosotrxs y hacia los demás.
Pese a que son herramientas de gran utilidad a la hora de mejorar internamente, no todo sirve de la misma manera a todas las personas, y muchas veces necesitamos la ayuda de un profesional de la salud mental. Si este es tu caso, no dudes acudir a alguien que pueda ayudarte si sientes que te estás haciendo daño a ti o a otras personas.
Te mando un fuertísimo abrazo.