Déjame hacerte una pregunta para que te acompañe mientras lees este post.
¿Eres una persona honesta contigo misma?
No tienes que contestarte ahora, simplemente deja que la pregunta se asiente unos minutos y continúa leyendo…
Cuando somos pequeñxs somos personas libres. Confiamos en las personas de manera instintiva, vemos el mundo que nos rodea como algo fascinante lleno de cosas guays por hacer y descubrir.
Somos y vivimos de manera auténtica.
Pero antes o después empiezan a pasarnos cosas no tan guays.
Entonces comenzamos a desarrollar miles de mecanismos de supervivencia que acabarán formando nuestra personalidad de adultos y en gran parte, a generar unos cuantos traumitas y patrones de pensamiento y conducta que nos mantendrán atrapados en un bucle durante graaaaan parte de nuestra vida, si no aprendemos a tomar conciencia de los mismos y a desarrollar otras maneras de relacionarnos con mundo y con nosotrxs mismxs
Uno de esos mecanismos es la mentira.
Ah! la mentira…
En la era de las fake news, convivimos con la mentira a diario.
Se ha vuelto algo tan natural en nuestra vida que a veces nos cuesta distinguirla de la verdad y en ocasiones, hasta acabamos por creérnosla incluso hasta cuando sale de nuestras propias bocas o pensamientos.
Con todas las consecuencias que eso conlleva para nuestro wellbeing.
Pero, ¿qué es la mentira? Vamos con la primera definición que podemos encontrar en la RAE:
mentira
De mentir.
1. f. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente.
2. f. Cosa que no es verdad.
RAE
Si partimos de esta simple definición y nos paramos a pensar un momentito, quizá nos explote la cabeza al darnos cuenta de cuantísimas mentiras nos tragamos al día.
Desde las redes sociales, uno de los mayores centros de mentiras bombardeadas a nuestro cereberito sin filtro ni piedad y donde por desgracia, pasamos demasiadas horas, pasando por la televisión, la publicidad, las personas que nos gobiernan…
Hasta las personas cercanas a nosotres, aunque nos quieran y nos deseen lo mejor.
Ok, está claro que hay mentiras y mentiras y que en ocasiones, lo que llamamos “mentira piadosa” puede evitar que otras personas se lleven un disgusto o sufran de manera innecesaria.
Pero aún con toda esta exposición a la no-verdad, a la falsedad, y en ocasiones hasta el surrealismo, no hay peor mentira que la que nos contamos a nosotrxs mismxs.
Satya o la no-mentira: El segundo de los Yamas
Ya en este otro post comenzamos a hablar sobre los Yamas (el primero de los ocho estados del yoga) que vienen a ser pautas éticas para llevar una vida más feliz y en armonía tanto con nosotrxs mismxs como con aquello que nos rodea.
El segundo de estos mandamientos yoguis (es que no puedo evitar llamarlos así) nos habla sobre la no-mentira, la autenticidad y nuestra capacidad de comunicarnos de manera honesta con lo que nos rodea, pero como todo, esta honestidad ha de comenzar siempre desde nuestro interior.
Como dice el famoso proverbio chino:
“Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa”
Y es que si no somos capaces de afrontar nuestras verdades, asumirlas y mirarlas a la cara con compasión y sin juicios, nuestra relación con el mundo difícilmente va a ser desde la autenticidad y la libertad que esta nos concede.
Cómo el yoga te ayuda a vivir de una manera auténtica
Durante la práctica de yoga y meditación, aprendemos a observarnos y a reconocer comportamientos, actitudes, patrones que llevamos con nosotrxs y que nos traemos a la esterilla.
Una de las formas que tenemos de engañarnos cuando estamos en nuestra práctica, es queriendo ir más allá de donde el cuerpo, nuestra energía o la mente nos permite ese día.
Forzarnos de esta manera puede hacer que, sin quererlo, terminemos por provocarnos lesiones que acabarán por limitar nuestra libertad de movimiento e incluso nuestro día a día.
Otra forma de autoengaño durante el transcurso de una clase de yoga, es el contrario al anterior.
No poniendo el suficiente esfuerzo en algo y limitando nuestras capacidades, boicoteamos nuestro propio crecimiento de manera inconsciente ya sea por pereza, por miedo o por cualquier otro motivo.
Practicar a reconocer estos momentos en los que no estamos siendo del todo honestxs, cuándo suceden y qué sensaciones corporales nos producen, es de gran ayuda a la hora de mejorar nuestra relación con nosotrxs mismxs y por ende, con nuestro entorno y es un gran paso hacia el desarrollo y el crecimiento personal.
Como todo, es algo que requiere de tiempo y de ir entrenando nuestra capacidad de auto-observación para poco a poco, ser capaces de tomar conciencia de cuándo estamos dejando de ser auténticxs para ser una versión diferente que está falseando la realidad y cuáles son los motivos que nos están llevando a ello (muchas veces en forma de miedos), y poder llevar esta práctica hacia el exterior y hacia cómo nos relacionamos con otras personas.
Como mencionaba al principio del post, hay mentiras y mentiras, y está claro que no se puede ir por la vida soltando por la boca todo aquello que consideramos verdades ya que esto puede tener un efecto devastador en nuestro entorno.
El cine nos pone unos cuantos ejemplos de qué pasaría si no fuéramos capaces de callarnos de vez en cuando y guardarnos algunas cosas que pensamos, por verdad que sean, para no herir a lxs demás.
Está en nosotrxs decidir de qué manera nos queremos comunicar, primero con nosotrxs, después con el resto del mundo.
¨Nuestro comportamiento hacia los demás y hacia el mundo circundante revela nuestro estado mental y nuestra personalidad. El modo de llamar a la puerta revela el carácter del visitante»
T.K.V. Desikachar. Patanjali Yoga Sutra.
Te vuelvo a lanzar la pregunta que te hice al comienzo de este post:
¿Eres una persona honesta contigo misma? Y añado… ¿y con tu entorno?
Lots of love.
P.D. Como siempre me gusta aclarar, el yoga y la meditación son herramientas que a nivel interno, nos sirven para aprender a conocernos mejor, gestionar las emociones y hacer cambios en nuestras vidas hacia un mayor bienestar y salud a todos los niveles.
Si sientes que existen patrones que te están haciendo daño a ti o tu entorno, mi consejo siempre es que acudas a un profesional de la psicología.